Normalización monetaria en EEUU: ¿Llega el lobo?
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Sergio Lehmann
Desde hace ya casi una década que Wall Street no conoce de aumentos de tasas de interés. Dado que la mayor parte de los operadores en este mercado es joven, con menos de 5 años de experiencia, el grueso de ellos jamás ha estado bajo un escenario como el que viene. Más allá de la curiosidad del dato, da cuenta de que nos hemos acostumbrado a vivir con tasas de interés externas extremadamente bajas. Tras la crisis global de 2007-2008, los bancos centrales del mundo, y en especial la Fed de EEUU, respondieron con fuertes inyecciones de liquidez y establecieron tasas de interés en torno a 0%, una situación inédita hasta ese entonces. Los análisis y trabajos académicos que abordan la Gran Depresión de los 30, sugirieron a las autoridades económicas de ese entonces, con Bernanke marcando un fuerte liderazgo, ser muy activas en introducir estímulos económicos masivos. A pesar de ello, la recuperación ha sido lenta y aún debe recorrer un tramo largo, en especial Europa, donde la rigidez de sus mercados y ajustes pendientes por el lado fiscal, han hecho más compleja y friccionada la posibilidad de un mayor crecimiento.
Tras 7 años de fuertes estímulos, EEUU está dando muestras de un buen dinamismo. La economía exhibe un desempleo de 5%, tras llegar a cifras cercanas a 10% hace pocos años atrás, y un crecimiento por sobre su potencial de 2%, reflejando el éxito de las medidas adoptadas y la flexibilidad de la economía norteamericana para adaptarse al gigantesco shock que significó la crisis. Frente a este escenario, la Fed subiría en diciembre su tasa de política, iniciando un proceso que, de cualquier manera, será muy gradual. ¿Es el lobo el que finalmente acecha? Pues no parece esa la forma correcta de verlo. El movimiento responde a un proceso de normalización, debido a que la economía ha mostrado un buen desempeño. Eso da cuenta que la actividad se recupera con fuerza, con implicancias positivas sobre el resto de las economías. Ello determina, sin embargo, que el costo de financiamiento irá gradualmente subiendo. Esta es la parte menos grata del proceso, pero que, de cualquier forma, situará a las tasas de interés internacionales por debajo de sus valores de equilibrio, por tanto entregando estímulos, durante al menos un par de años más.
Los efectos sobre Chile, en lo inmediato, se manifestarán en alzas en las tasas de interés de más largo plazo, considerando que, por razones de arbitraje, existe una correlación en torno a 50% con las tasas largas del Tesoro de EEUU. Esto es reflejo de la apertura financiera de nuestra economía. Las tasas de corto plazo, en tanto, se vinculan más directamente con la política monetaria. En este ámbito, tal como el Banco Central de Chile ha señalado, se contemplan no más de 2 alzas de 25 pb en los próximos 10 meses. En lo que a premios por riesgo se refiere, habrá alzas en aquellas economías más vulnerables, con mayor deuda. Ello no debiera ser significativo en nuestro caso. Tenemos entonces que el comienzo del alza de tasas en Estados Unidos es más bien reflejo del buen pie en que se encuentra EEUU, hoy en día un importante motor para el crecimiento mundial. Abre, en consecuencia, oportunidades para el comercio exterior, en momentos en que Asia se muestra debilitada.
El lobo entonces está próximo a llegar, tras algunas equívocas señales previas. Pero a estas alturas es un animal bastante domesticado, que no generaría mayores disrupciones. Las ovejas en Chile, por consiguiente, no se verán en mayor riesgo por su presencia. No obstante, por otras razones bien conocidas, el rebaño se ve débil, sin energía. Centremos entonces nuestro esfuerzo en lograr que las pasturas estén verdes, llanas y libres de obstáculos... resguardemos las condiciones para el desarrollo de nuestros factores productivos de forma de afirmar el tranco en 2016.